¿En qué consiste la mantención de una página web?
Siempre puede haber variaciones entre lo que una empresa ofrece respecto a otra, sin embargo, las acciones más comunes de un servicio de mantenimiento web si queremos que el rendimiento de la página sea el adecuado, son las siguientes:
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Garantizar la seguridad de la web
Es decir, eliminar las vulnerabilidades que el sitio pueda tener.
Son procesos extremadamente delicados por lo que deben de ser llevados a cabo por un especialista si no queremos incurrir en un riesgo innecesario.
Los ataques informáticos son un ejemplo de problema al que nos podemos exponer si no contamos con la seguridad necesaria.
Uno de los más conocidos es el ataque DoS, este se produce cuando un atacante sobrecarga un servidor a base de solicitudes.
Éste tiene un límite por lo que cuando un usuario envía una nueva solicitud, es decir, escribe en su navegador una URL concreta, con el fin de visualizar una información o contenido específico, no puede acceder a la misma.
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Optimización de la velocidad de carga
La velocidad de carga es otro factor que determina en gran medida el posicionamiento de una web.
Esta incide además de sobre el tráfico web, sobre otros indicadores importantes que recoge Analytics como el porcentaje de rebote (usuarios que salen del sitio habiendo visualizado una única página), el tiempo de estancia o las páginas que visita de media un usuario por sesión.
Esta última métrica es fundamental para conocer el rendimiento de un ecommerce.
Si ésta no es la adecuada, tardarán más en cargar las páginas haciendo que los usuarios salgan.
Estos indicadores nos aportan información valiosísima sobre el comportamiento del usuario en nuestra web y corroborarán el hecho de que un servicio de mantenimiento web es necesario.
Por tanto, es fundamental realizar una serie de ajustes periódicos tanto en la web como en el servidor.
- Revisión de funcionalidades de todo el sitio web.
- Realización de copias de seguridad:En el caso de que surja cualquier problema o incidente en la web es recomendable contar con copias de seguridad del sitio. Mejor aún si estas copias de seguridad están alojadas fuera del servidor de nuestra página web.
- Actualización y mantenimiento de plugins y temas de la web.
- Añadir funcionalidades web.
- Revisión de incompatibilidades.
- Monitorización del sitio web para conocer el estado del mismo, es decir, saber en todo momento si está operativo.
- Creación del sitemap de la web.
- Actualización de productos, servicios, textos o contenidos.
- Realización de cambios estéticos, añadir secciones o páginas nuevas en el sitio, creación de botones, secciones, paneles, implantación de nuevas modalidades de pago, etc.
- Programación de formularios o suscripciones y adecuación de los mismos como por ejemplo, a la nueva política de protección de datos (RGPD) que entró en vigor el día 25 de mayo.
- Revisión y reparación de enlaces rotos.
- Cambios en la arquitectura de la web.
Todas estas acciones son imprescindibles para el correcto rendimiento del sitio.
Cuando surge algún tipo de incidencia, contar con un desarrollador que sea capaz de resolverla, es de vital importancia para nuestro negocio ya que el no solventar a tiempo el problema puede repercutir negativamente sobre nuestra imagen como marca y sobre la confianza de nuestros clientes.